Cómo puede influir el sistema de creencias en un grupo en cada uno de los cinco procesos que restan por analizar.
Colaborar
Cuando un grupo colabora, sus creencias se transforman porque compartir ideas y trabajar juntos crea experiencias comunes. Si el grupo cree que la unión es clave para alcanzar objetivos, la colaboración refuerza esa creencia. Por otro lado, si en el grupo existe desconfianza o competencia, cada esfuerzo colaborativo podría ser un desafío para cambiar esa percepción.
Contribuir
Cada vez que alguien aporta algo al grupo, deja una huella en lo que todos creen. Por ejemplo, si las contribuciones son valoradas, el grupo comienza a creer en el poder de las ideas individuales y colectivas. Pero si las contribuciones son ignoradas o minimizadas, puede instalarse la creencia de que no tiene sentido esforzarse.
Criticar
La manera en que se da y se recibe la crítica moldea las creencias del grupo sobre el respeto y el aprendizaje. Si la crítica se entiende como una forma de mejorar, el grupo desarrollará la creencia de que cuestionar es positivo y necesario. Sin embargo, si las críticas se perciben como ataques, el grupo puede creer que es mejor callar para evitar conflictos, limitando el crecimiento.
Consensuar
Llegar a acuerdos afecta profundamente lo que un grupo cree sobre la importancia de la equidad y la escucha. Si el consenso se construye considerando todas las voces, el grupo refuerza la creencia de que trabajar juntos es justo y valioso. Pero si el consenso se impone desde una mayoría o una autoridad, puede instalarse la idea de que las decisiones no siempre son representativas ni participativas.
Cohesionar
La cohesión fortalece las creencias grupales porque crea un sentido de pertenencia. Cuando un grupo se siente unido, las creencias compartidas se convierten en la base para superar desafíos y alcanzar metas. Sin embargo, si hay divisiones o exclusiones, las creencias grupales pueden fragmentarse, afectando la capacidad del grupo para mantenerse unido.
Opinión personal
Pienso que las dinámicas grupales son un reflejo directo de las creencias que los sostienen. Es decir, lo que un grupo cree sobre el respeto, la participación, el poder o el aprendizaje influye en cada interacción, y al mismo tiempo, esas interacciones refuerzan o transforman las creencias.
Por ejemplo, colaborar no solo significa trabajar juntos; es un acto de confianza que depende de creer que los demás tienen algo valioso que aportar. Criticar, en cambio, puede ser un proceso delicado: si en un grupo no existe la creencia de que la crítica es para mejorar y no para destruir, cualquier observación puede convertirse en una herida.
Para mí, consensuar es donde más se refleja el sistema de creencias . Es aquí donde las creencias del grupo quedan más expuestas, porque llegar a acuerdos implica reconocer a los demás como iguales.
En cuanto a la cohesión, siento que es como el pegamento del grupo: no solo surge de las creencias compartidas, sino que también las fortalece. Si hay una conexión auténtica entre los miembros, las creencias se sienten más sólidas y compartidas, casi como una identidad común. Pero si la cohesión falta, las creencias se dispersan y el grupo pierde rumbo.
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